Todo está tranquilo arriba

A menudo, a nuestro alrededor podemos encontrar a una buena cantidad de personas que disfrutan de la soledad. Son personas que desean sentirse solos para disfrutar de la lectura, del arte, de cualquier otro placer solitario, sin tener que soportar molestos comentarios ni fastidiosas interrupciones. Pero estas personas hablan de soledad cuando, en realidad, la gran mayoría deberían hablar de aislamiento momentáneo. Quienes han sentido una soledad verdadera que desgasta, esa soledad que te hace pensar que si mueres en este instante nadie se dará cuenta; esa soledad que impide sentir a los demás, por muy cerca que estén, esas personas la temen más que a la misma muerte.

Todo está tranquilo arriba de Grebrand BakkerAlgo parecido a esto es lo que siente desde hace más de tres décadas Helmer, el protagonista de la novela que hoy les queremos recomendar: “Todo está tranquilo arriba“, escrito por el holandés Gerbrand Bakker y editado por Rayo Verde (una jovencísima y excelente editorial). Helmer, granjero solitario, cincuentón y profundamente solitario, nos cuenta en tiempo real, el momento en el que comienza a darle su verdadero valor a cosas reales que, hasta ese momento, no habían sido si no losas que le impedían desarrollar su personalidad, sus deseos y metas.

Su despótico padre, la más pesada de esas losas, está a punto de morir y Helmer decide “aparcarlo” en el piso de arriba, como quien sube al desván ese armario que siempre odió para conseguir olvidarse de él. La aparición de una carta de Riet, la chica con la que su hermano gemelo Henk tenía pensado casarse cuando murió, comienza a abrir esa brecha que Helmer vislumbra y se dispone a abrir, comienza a dotar de humanidad la vida que hasta ahora ha llevado sin saber si era la suya.

Con un estilo sencillo, en ocasiones minimalista y afilado, pero de gran ternura, Bakker consigue envolvernos en una atmósfera asifixiante al principio e ilusionante después, que hacen de esta estupenda historia una de las más asombrosas y deslumbrantes novelas de entre las publicadas el presente año. Eso le ha llevado a obtener el Premi Llibreter, uno de esos (escasos) premios a los que los libreros sí hacemos caso a la hora de recomendar un libro.

La Buena Librería

La Buena Novela de Laurence CosséEs rigurosamente cierto que cuando los libreros nos enteramos de que una novela se desarrolla en torno a una librería o sus libreros, sentimos en el cuerpo una sensación parecida al Síndrome de Stendhal, antes incluso de recibir el libro. Pero si al terminar su lectura ese síndrome no solo no desaparece, sino que continúa acelerándonos el corazón y dándonos ganas de brindar con su autora y con el responsable de su publicación (como dice nuestro compañero Pedro de Librería Hipérbole de Ibiza) por el futuro de las librerías, es que se trata de un gran libro que debemos recomendar a nuestros amigos.

Este es el caso de «La Buena Novela«, de la francesa Laurence Cossé y editada (magníficamente) por Impedimenta. En ella no solo encontraremos entre sus personajes principales a los libreros, sino que en ella se hace realidad el sueño de todos los libreros (y libreras, por supuesto) que lo somos debido a nuestra pasión por la lectura; como solemos llamar en el gremio, libreros de raza: el proceso de montaje y desarrollo de la mejor librería de todos los tiempos, una librería en la que solo se vendan las mejores novelas de la historia de la literatura. Nada de best-sellers ni de novelas que lees y olvidas en el mismo instante en el que cierras su última página; solamente obras maestras que nos hagan sentir, sufrir y disfrutar,

Libros necesarios, libros que leer al día siguiente de un entierro, cuando has llorado tanto que ya no te quedan lágrimas, que ya no te mantienes en pie, calcinado como estás por el dolor; libros que aguarden ahí, atentos y pacientes como seres queridos, cuando has ordenado la habitación del hijo muerto, copiado sus escritos íntimos (…), libros para las noches en las que, pese al agotamiento, no puedes dormir y querrías simplemente librarte de esas visiones obsesivas; libros que estén a la altura…

Van, un librero con un pasado vivido y algo incierto y Francesca, una aristócrata apasionada por la literatura son quienes se lanzan a la aventura soñada de crear esa librería, y quienes solicitan la ayuda de un comité secreto compuesto por ocho escritores de fama y prestigio para elaborar la lista de títulos con la que abrir al público este oasis de cultura. Pero, como sucede en la vida, las cosas maravillosas nunca pueden salir del todo bien, debido a la envidia y la maldad de la condición humana; la de quienes se sienten excluidos y desean que nada prospere sin ellos (¿no os suena?), la de quienes amparándose en una idea falsamente igualitaria van metiendo cizaña para que la librería deje de existir.

No vamos a desvelar el final porque, además de hablar de bibliofilia, amor y amistad, la novela guarda su pequeño toque de misterio. La novela es una magnífica manera no solo para acercarse a obras maestras no demasiado conocidas que vamos encontrando por sus páginas (importante no olvidar el papel y el lápiz al lado para apuntarlas, aunque algunas de ellas estén descatalogadas y, por tanto, inencontrables), sino también para conocer el proceso por el que, de un modo u otro, todos los que nos dedicamos al arte de vender libros hemos debido pasar en algún momento.

Nuestra librería no es La Buena Novela, ni mucho menos, pero aspiramos a que en Taiga os encontréis tan a gusto como sea posible y que os dejéis llevar por las historias que halléis en los libros que hojeéis, aunque os tengamos que recordar la hora de cierre. Eso querrá decir que hemos conseguido lo que buscábamos.