Una educación libertina

A pesar de las numerosas y elogiosas críticas que había leído sobre este libro, de haber recibido numerosos premios en Francia, como el Goncourt a la Primera Novela y de haber levantado cierto revuelo en ese país hace tres años cuando se dio a conocer, no imaginaba ni por asomo que esta novela iba a causar en mí un impacto tan profundo.

Situada en el siglo XVIII, narra la historia de Gaspard, un joven campesino que huye de su entorno, de la opresión paterna para descubrir una nueva vida en Paris, pero el París que encuentra es una ciudad pestilente, nauseabunda y cruel. Conoce París a través de su río putrefacto, en el que además del agua corre la mierda de toda la ciudad, las ratas e incluso los muertos que nadie quiere ver. Así comprende Gaspard que en esa ciudad solamente podrá sobrevivir con una ambición sin límites.

Es inevitable que la novela nos recuerde de un modo muy claro a la famosísima “El Perfume” de Patrick Süskind, ya que, como en ella, la importancia de los sentidos (sobre todo el del olfato) en la novela es crucial, pero se aleja de esta en el estilo, ya que Del Amo es un virtuoso que no hace concesiones a la galería, al contrario de lo que hizo, y en abundancia, Süskind. Consigue una narración que desgarra al lector y le va llevando junto a Gaspard al límite en cada una de las situaciones que vive en su especial educación sentimental, hasta que con él cierra un círculo perfecto creado por su ascenso social, la inmoralidad y el Senna.

Una excepcional novela que crea una atmósfera sensorial, con sus fragancias y su desesperación, de la que uno tarda más de lo habitual en desprenderse.